jueves, 23 de enero de 2014

Los Viajes de Gulliver

Por todos es conocida la tendencia del cine, en particular, esa sección del cine localizada en Hollywood y alrededores, de coger una gran idea, despojarla de todo lo que la hace grande y quedarse con pequeñas referencias al original o con una idea distorsionada de la misma para lanzar una película. En este caso, le tocó el turno a la obra de Jonathan Swift, “Los Viajes de Gulliver”.


Cuando hablamos de “Los Viajes de Gulliver”, a todos nos viene a la cabeza la imagen de un naufrago que aterriza en una isla de pequeños seres con los que, a pesar de empezar con mal pie por la descomunal diferencia de tamaño, termina haciendo buenas migas con ellos. Detrás de esta idea, que muchas veces se nos ha mostrado en formato de cuento infantil, existe una obra llena de crítica, ironía y lucidez, que se ha convertido por derecho propio en un clásico universal. Pero lejos de tomar este enfoque, Jack Black se queda con la parte más simplona de la historia para transformala en un sinfín de patochadas, chistes soeces y, en definitiva, dar rienda suelta a su humor gamberro.

La escena que todos recordamos de "Los Viajes de Gulliver".
Y aquí termina todo parecido...

Antes de seguir leyendo, contesta esta pregunta: ¿Eres admirador de Jack Black? Si respondes “SI”, así en mayúsculas y efusivamente, no sigas leyendo. Cualquier gamberrada que haga Jack Black te gustará. En cambio, si has tardado en responder, te lo has pensado, has dicho un “sí” tímido o, directamente, has respondido “no”, continua…

Es gracioso por que uno muy grande choca puños con uno muy chiquitito.
Solo Black Jack y Jason Segel pueden hacerlo gracioso... o no.

Trasladando la acción a la época moderna y transformando a Gulliver en un aspirante a escritor de novelas de viaje, la historia nos cuenta como Gulliver viaja al triangulo de las Bermudas, naufraga y aterriza en una remota isla habitada por los liliputienses. A partir de ahí, dado que no hay nadie que le contradiga, Gulliver se inventa mentira tras mentira para aprovechar la admiración por su tamaño de los pequeños habitantes, llegando a afirmar que es presidente de los Estados Unidos, a afirmar sin despeinarse que la historia de Titanic y la Guerra de la Galaxias están basadas en sus memorias o que el riff del “Sweet Child of Mine” es creación suya. Entre tanto, Gulliver aumenta más aun la admiración de los liliputienses por sus “proezas”. Donde pone “proezas”, me refiero a echar una meada y a chapotear en el agua. Tras introducir con calzador y poca vergüenza ajena dos penosas historias de amor, la de Gulliver y la de su nuevo amigo Horacio (interpretado por Jason Segel, el conocido Marshall de “Como conocí a vuestra madre”), un campesino enamorado de la princesa, la cosa no tarda mucho en desparramarse del todo con la introducción de una suerte de Transformer en la historia, con el que Gulliver deberá enfrentarse.

Claro, que sacar un Transformer para esto... ejem...
Como si la propia película de Transformers no fuera ya mala de por sí...

Curiosa esta parte de la historia, en la que Gulliver es desterrado y enviado a la “Isla que no Osamos Pisar”. La isla es la isla de los gigantes, parte de la historia que solo sirve para que Black Jack haga cuatro payasadas más, y retorne a Liliput a enfrentarse con sus errores y… bah, la posible lección que pudiera encerrar la historia es tan ridícula que no merece la pena siquiera considerarla. En este punto estaba yo pensando que si la isla no osaban pisarla, como es posible que Horatio la alcanzara tan rápido, sin problemas, como localizó a Gulliver tan deprisa y como volvieron a Liliput. Pero como la coherencia en este tipo de películas está al mismo nivel que el buen gusto, tampoco indagaremos demasiado en esto. En fin, que el mundo de los gigantes se reduce a poco más de 5 minutos de metraje bochornoso.

¡Mi ojos! ¡Mis preciosos ojos!!!!!!
A pesar de ser apenas 80 minutos de película, aguantar 40 ya es difícil. Ni siquiera con el enfoque de película infantil llega a satisfacer. Emily Blunt y Amanda Peet intentan manejar con seriedad papeles que no dan más de sí y que claramente están por debajo de sus posibilidades. Jason Segel no luce su humor a la altura que nos tiene aconstumbrados, y Jack Black… bueno, es Jack Black. Gamberro, irrespetuoso y descarado. En su línea. Y si la hubierais visto en 3D, el otro gran reclamo de la película, habréis podido  comprobar que era completamente innecesario. Ver las lorzas de Black en remojo en 3D os aseguro que no tiene ningún atractivo.

Así que resumiendo… penosa. Muy penosa.

2 comentarios:

  1. Nohe visto la película pero seguiré tu consejo...no tiene buena pinta. Lo de Segel es un pena, pero imagino que querer pasarle al cinetien sus riesgos. Me alegra verte de nuevo por aquí, hacía mucho que no dabas señales de vida...

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  2. Sin duda una versión muy divertida de esa historia literaria que fue parte de la infancia de algunos. La actuación del actor Jack Black está muy divertida, me encanta ver a éste en el género de comedia, porque siempre nos ofrece personajes que nos hacen reír en compañía de toda la familia.

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