jueves, 1 de marzo de 2012

CatWoman

Poco después de recoger el Oscar a la mejor actriz, Halle Berry nos sorprendió con CatWoman, tan mala que se ganó el Razzie a la peor actriz (tambien se llevó el de peor película). Pero Halle Berry no es lo peor de la cinta, que se desparrama por si sola en una irrespetuosa adaptación de la heroína/villana de los cómics de Batman realizada únicamente para lucimiento del escultural cuerpo de la protagonista enfundado en cuero negro.


No nos engañemos: el traje (o los retales, que tampoco es que escondan mucho) de cuero negro es lo mejor que vamos a ver en la película. Si le quitamos las botas de tacón de aguja con la puntera descubierta para que se le vean los deditos de los pinreles, quiero decir. Por lo demás, nos intenta presentar una historia sobre una diseñadora, machacada por sus jefes, que descubre un terrible secreto sobre un producto que la empresa cosmética para la que trabaja va a lanzar al mercado. Los sicarios de la empresa asesinan a la joven y se deshacen de su cuerpo, pero misteriosamente vuelve a la vida con poderes felinos, en busca de venganza y justicia.

El traje de cuero sobre el espectacular cuerpo de Halle Berry es el único aliciente de la película.


Obviando toda comparación con el cómic, del que ignoran los orígenes de la superheroina, su nombre (Selina Kyle, pasa a ser Patience Philips, por el artículo 14), su ciudad (ya no es Gotham City, es New York) y añaden una mitología egipcia cogida por los pelos, la película es poco menos que insufrible. Desde las primeras pinceladas del personaje, ridiculizado de por sí, desde su escalada por la fachada de un edificio para recuperar un gato que ni siquiera es suyo hasta su transformación (no he visto un gato con más píxeles y peor dibujado en mi vida) o su romance con el inspector de policía. El videoclip del partido de baloncesto (no puedo calificar esa escena como cine, es un puto videoclip de mierda) es patético, llegando a rematarlo en el comentario final de “hace años que no juego al baloncesto”. Los efectos especiales son de los baratos, huelen a animación por ordenador con un tufo exagerado, para añadir poca acción a la película, a pesar de ser (supuestamente) una cinta de alto presupuesto. Sharon Stone, en su papel de némesis supermala, es de lo más estirada y sosa que te puedas encontrar, hasta para ser una supermodelo en horas bajas. Eso sin contar con el peso argumental de los efectos que produce el cosmético en cuestión: a todo el mundo le hace una escabechina en la piel menos a ella.

Sharon Stone llega en horas bajas a esta película... aunque tambien es un aliciente para verla.
En pleno apogeo del cine de superhéroes, donde hemos visto tantas cosas bien hechas y con cierta originalidad, y en un género donde tenemos un esquema tan trillado que ya es de libro, es sorprendente que, contando con una actriz de Oscar, la película sea tan bodrio. Solo podemos salvar el lucimiento del tipazo de Halle Berry con sus movimientos felinos. Aunque le sobran maullidos, todo sea dicho.

¿Hemos dicho ya lo del aliciente del traje de CatWoman?
Como aplauso, Halle Berry fue a recoger el Razzie a peor actriz, hecho que le honra, siendo de las pocas personas que ha recogido dicho premio. Pero por lo demás, una película vacia, sosa, tirando a aburrida, pobremente desarrollada y con unos efectos especiales que pareren hechos sin ganas. La verdad, es que no hay mucho que contar...

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